El desposorio de doña Beatriz Clara Coya y don Martín García de Loyola, y de la hija de ambos, Ana María, con don Juan Enriquez de Borja
Este lienzo, el primero de los varios que sobre el mismo tema la Compañía de Jesús encargó a artistas anónimos de la Escuela Cusqueña, a fines del siglo XVII, simboliza dos bodas de especial significación y claro interés político, como tantos enlaces de la época. La primera, a la izquierda, registra el matrimonio, en el Cusco en 1572, del capitán Martín García de Loyola –sobrino nieto de San Ignacio– con Beatriz Ñusta, hija del Inca Sayri Túpac y sobrina carnal de Túpac Amaru I, ejecutado entonces, luego de su captura por el propio capitán Loyola. La segunda, representa la boda –celebrada en Madrid, en 1611– de su hija mestiza, Ana María Lorenza de Loyola Coya, Marquesa de Santiago de Oropesa, con Juan Enríquez de Borja, bisnieto de San Francisco de Borja. La obra, con su curiosa simetría entre ambos enlaces y sus respectivas cortes, así como el rol central de los santos, resultaba útil para el proyecto de evangelización de la orden jesuita. Al mismo tiempo, contribuía a dignificar las aspiraciones de la élite cusqueña, descendiente de los antiguos incas y cuya conversión al catolicismo fortaleció sus reivindicaciones durante el tramo final del Virreinato del Perú.